Todos décimos que cuando tengamos hijos vamos a tener mano dura con ellos, pero ciertamente esto es más fácil de decir que de cumplir. Y es que el error más común de los padres primerizos, es que se dejan llevar demasiado por los berrinches de sus pequeños y ni siquiera se dan cuenta de cuando los están malcriando, confundiendo el amor con la permisividad. ¿Te está pasando a ti? Checa las siguientes 10 señales para averiguarlo.
¿Cómo saber si estoy educando mal a mi hijo?
- Siempre te está pidiendo que la compres algo. No importa el tamaño, ni el precio o si le acabas de regalar otra cosa.
- Necesita ser el centro de atención. Cada vez que hablas con tu pareja o alguna otra persona, tiene que interrumpir la conversación.
- Prácticamente tienes que suplicarle para que haga las cosas. No te ve como autoridad, ni le importa que lo regañes.
- Nunca te escucha. Cuando tratas de hablar con él o con ella, se tapa los oídos y finge que no te está oyendo.
- Todo tiene que ser para él. Se le dificulta compartir con otras personas o niños, porque cree que todas las cosas tienen que ser suyas.
- Para todo tiene que montar rabietas. Tanto dentro como fuera de la casa.
- Se niega a colaborar en casa. No le puedes pedir que recoja sus juguetes o te ayude, porque sabes que no te va a hacer caso.
- Tienes que sobornarlo todo el tiempo. Siempre terminas ofreciendo comprarle algo o ir a algún sitio con tal de que haga lo que le pides.
- Hace o dice cosas que te avergüenzan. Porque no se detiene a pensar en como te puede afectar su comportamiento o afectarle.
- Constantemente se aburre. Los chicos malcriados tienen más dificultades para interactuar con los demás por ser egoístas y por eso, se sienten más solos y aburridos.