Uno de los propósitos de muchas personas para el nuevo año es deshacerse de los kilos que han ganado durante las Navidades. Otros, lo que quieren es depurarse y limpiar el organismo tras los excesos cometidos durante la celebración de estas fiestas. Otros empiezan, como una carrera de fondo cuya meta es el verano, la llamada “operación bikini”. Y otros, simplemente, han decidido llevar una vida más sana y empezar a cuidar su cuerpo.
Sea por la razón que sea, la mayoría de personas deciden ponerse a dieta de cara al verano. Pero hay que tener mucho cuidado con el régimen que elegimos, porque muchos de ellos son eficaces, pero los resultados que se obtienen son a corto a plazo y tienen efecto rebote. Por eso, lo ideal es ponerse a dieta con la ayuda de un especialista en nutrición, que lleve un seguimiento y que ayude a elegir el régimen que mejor se adecúa a nuestra forma de vida y nuestras necesidades, según nuestra actividad diaria.
Si hay que reducir mucho peso siempre es recomendable hacer una dieta de choque, baja en hidratos de carbono y reduciendo las cantidades, para que el cuerpo reaccione y empiece a acostumbrarse a una nueva forma de vivir. Pero lo ideal es adquirir nuevos hábitos y acostumbrarse a llevar una vida sana, con unos consejos simples y fáciles de incluir en nuestra rutina diaria:
- Hacer algún tipo de ejercicio físico, al menos tres veces por semana. Da igual si eliges ir al gimnasio, salir a correr, montar en bici, jugar al golf o practicar artes marciales. Lo importante es que cada persona debe elegir el deporte o actividad que le guste, que le entretenga y divierta, para que no suponga un suplicio practicarlo. Si no te gusta el deporte que eliges, lo terminarás dejando.
- Beber agua es indispensable. Muchas veces sustituimos el agua por refrescos, una copa de vino o una cañita, sobre todo cuando comemos fuera de casa. Pero no se trata de sustituirlo, sino de beber agua de forma habitual y, de vez en cuando, complementarlo con otras bebidas si salimos o si queremos darnos un capricho. Tener fuentes de agua en casa y en la oficina pueden ayudarte a adquirir este hábito.
- Llevar una alimentación equilibrada. Esto es algo muy general, pero se trata de comer de todo en cantidades moderadas, sin abusar de las grasas y los dulces. No hay que seguir una dieta y contar las calorías de cada alimento que ingerimos, sino que tenemos que comer con cabeza, de forma razonable, sin excedernos e intentando tomar todo tipo de nutrientes.
Estar en forma no es algo que se consiga de la noche a la mañana. Requiere esfuerzo, dedicación y sacrificio al principio, pero una vez te acostumbras a llevar una vida sana, lo único que tienes que hacer es mantener tus hábitos.