No es que sea una novedad, los firewall o cortafuegos llevan con nosotros mucho tiempo. Pero es ahora, con el auge de la explotación de vulnerabilidades al que estamos asistiendo cuando aparece la frase mágica: ponte un firewall.
Sin duda, es la respuesta a muchos de los problemas a los que podemos enfrentarnos cuando conectamos nuestros equipos a Internet, pero no a todos ellos. Veamos qué es un firewall, qué podemos conseguir instalando uno y qué no.
¿Qué es un firewall?
Es complicado buscar una definición para algo que puede adoptar formas tan diversas y lograr objetivos a veces tan dispares como un firewall. Podemos definir firewall como cualquier dispositivo capaz de filtrar el tráfico de una red en función de unos criterios determinados.
Por lo que a nosotros respecta, un firewall está situado entre nosotros y la amenaza que, en este caso, es Internet.
Así, un firewall podría configurarse para permitir que todo el tráfico generado desde nuestro ordenador pudiera salir a Internet (acceso a paginas web, consulta de correo, etcétera), pero bloquear cualquier intento de acceso a nuestro sistema operativo.
El ordenador puede atravesar el firewall, que ha sido instruido para que sepa diferenciar su tráfico del resto. Además, es capaz de identificar las respuestas a las peticiones realizadas por dicho ordenador, dejándolas pasar de vuelta.
Por el contrario, si desde Internet se genera tráfico de entrada hacía el ordenador y no es consecuencia de una petición previa del ordenador, éste será bloqueado.
¿Necesitas más razones para activar tu firewall?