El estrés se ha convertido ya en una de las enfermedades estrella de nuestro siglo. Como algo positivo por parte de la comunidad científica es la aceptación del estrés como una enfermedad a tener muy en cuenta y cuyos efectos pueden ser a la larga mucho más serios de lo que se imaginaban al principio. Y es que antes de las primeras investigaciones sobre el estrés, se tenía la absurda creencia de que era una tontería y una exageración por parte de las personas que la sufrían. Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que el estrés en sus grados más altos puede incluso llegar a paralizar por completo a una persona, hasta el punto de no poder moverse o moverse con dificultad.
Lamentablemente, decimos que el estrés se ha convertido en la enfermedad estrella, porque tal y como está montada la sociedad actual, casi nadie se libra de ella. De forma alarmante se han realizado estudios que incluso han revelado que hoy en día ya existe también estrés infantil. Desgraciadamente se han encontrado bebés recién nacidos con dicha enfermedad. Por ello no debe tomarse a la ligera y ya no solo hay que tratarla adecuadamente cuando la sufrimos, sino que es mucho más importante la prevención.
Sobre todo hay que tener muy presente que hoy en día nadie está a salvo de sufrirla, aunque parece que el colectivo más afectado es el de las mujeres.
Cómo saber si estás estresado física y psicológicamente
Psicológicamente
Al principio se suele confundir la enfermedad con nervios o momentos de tensión. Pero las pistas las encontramos cuando tenemos demasiadas cosas en la cabeza, cuando intentamos solucionarlo todo cuanto antes, cuando sacrificamos nuestro tiempo de descanso para trabajar o resolver problemas, cuando somos incapaces de disfrutar, cuando estamos pensando continuamente en lo que tenemos que hacer.
Físicamente
Los síntomas físicos suelen empezar por sentir nuestro cuerpo tenso, especialmente en la zona cervical y zona alta de la espalda. Puede que no podamos dormir o descansar adecuadamente, o que incluso nos sorprendamos en alguna postura rígida en algún momento. A veces se manifiesta en una continua presión de la mandíbula mientras se duerme. También pueden aparecer calambres y agarrotamiento, incluso pérdida de fuerza en brazos y piernas. Los bajones de tensión constantes o la hiperventilación también pueden ser indicativo.
Es cierto que el estrés es muy difícil de determinar al principio, pero conviene acudir al especialista en cuanto tengamos una ligera sospecha.