Te hiciste el propósito de bajar de peso este año (ahora sí, en serio), pero te has dado de topes contra la pared al darte cuenta, de que no es tan fácil como te imaginabas. Aun cuando te has esforzado por seguir tu dieta al pie de la letra. ¿Estás comiendo sano y todavía no has notado ninguna diferencia en tu cuerpo? No entres en pánico. Puede haber una buena razón para ello, o mejor dicho, varias.
¿Por qué las dietas para bajar de peso no siempre funcionan?
- No haces ejercicio. La alimentación sana por sí sola, no es suficiente para tener el cuerpo delgado que deseas, sobre todo si tienes un sobrepeso considerable. Si de verdad quieres deshacerte de toda esa grasa, vas a tener que quemarla con actividad física. Comienza caminando aunque sea 15 minutos al día.
- Padeces un desequilibrio hormonal. Puede que, en un principio, tu exceso de peso se debiera a un desajuste de tus hormonas, las cuales están muy ligadas con el apetito y la complexión del cuerpo. Si has notado ciertas irregularidades (como el retraso o la falta de tu período, sofoco, mareos, etc.), deberías consultar con tu médico.
- No absorbes bien los nutrientes de la comida. Tu salud intestinal puede ser la culpable de que no puedas sentir tu figura liviana. Si tienes mala digestión, deberás consumir más líquidos y alimentos que ayuden a tu flora estomacal, como frutas, vegetales y algunos con probióticos como el yogurt. Cuando el organismo es incapaz de absorber los nutrientes como se debe, vienen los problemas de peso.
- Te falta beber más agua. ¿Sabías que es indispensable para que tu cuerpo se deshaga de lo que ya no necesita? El agua acelera tu digestión y te auyda a sentir saciedad para que no comas de más, entre otros muchos beneficios. Prueba a llevar tu botella contigo todo el día, para no olvidar hidratarte.