La durabilidad de los zapatos de los adultos, así como los zapatos para niños, no solo depende de su uso, sino también de otros factores que serán determinantes a la hora de cuidar su composición.
Los calzados corren el riesgo de deteriorarse rápidamente debido a la fricción con superficies rígidas e irregulares en el suelo, el calor, los líquidos, los desechos, el roce constante, todos son elementos externos que harán que la vida útil se vea limitada.
¿Cómo hacer que tus zapatos duren más?
El uso del calzador
Lo primero que te aconsejamos para alargar la vida de tu calzado, es intentar utilizar un calzador siempre que te los coloques, el uso del calzador evita que con el tiempo se produzcan deformaciones del mismo.
Sobre todo, en la parte del talón, si bien el buen calzado está reforzado, el calzarse de forma diaria los zapatos a la fuerza podría estropear el calzado.
Aunque su utilización incluso del peor calzador de plástico será siempre más recomendable que prescindir de él, debes intentar hacerte con uno de largas dimensiones.
Los calzadores de más tamaño te ayudan a que tu talón entre dentro del zapato de forma vertical y no de manera diagonal cómo ocurre con los calzadores de corta longitud.
Evita el uso continuo
Debes evitar vestir los mismos zapatos tres días seguidos, la piel necesita descansar y volver a su posición normal para no envejecer antes de tiempo, el uso continuo del mismo par de zapatos, además de no ser muy elegante, no dejará a la piel respirar.
Esta se verá obligada a absorber el sudor, así mismo las arrugas que hasta en los mejores calzados se producirán con su uso, se afianzarán siendo luego más difícil conseguir desprenderse de ellas.
Usa hormas
La norma más importante a la hora de cuidar tus zapatos, es meter en estos una horma de madera siempre que no estés calzando ese par de zapatos.
Las hormas son el mejor amigo de tus zapatos y deberían acompañarlos hasta cuando viajas, ya que le ofrecen estabilidad al calzado y ayuda a que se mantengan de la misma forma por mucho tiempo, ya que la mayoría de los zapatos a medida que se utilizan van cambiando su forma.
Seca bien tus zapatos
Si se mojan los zapatos debes secarlos al llegar a casa con un trapo suave y asegurarte que no quede agua sobre ellos, sin embargo, y a pesar de que no se vea el agua, es muy probable que la humedad haya penetrado en la piel del calzado.
Para evitar esto haga estragos en la piel del calzado, introduce en ellos unas hormas de madera, al mojarse, los zapatos son más propensos a deformarse por lo que debes ponerles las hormas lo antes posible.
Si te encuentras fuera de tu casa, solo basta con meter en ellos papel de periódico, este es un buen aliado para alargar la vida de tus zapatos.
Lo que nunca debes hacer es secarlos debajo de una fuente de calor directa, esto terminará endureciendo y acortando la vida natural de la piel del calzado.
Cepillalos de vez en cuando
Después de cada uso debes cepillarlos antes de guardarlos para que no dé tiempo a la suciedad a penetrar en ellos, un buen cepillo de cerdas de buey, de caballo o de cerdo te ayudará con este cometido diario.
No abuses de la limpieza
No deberás abusar de los productos de limpieza, aunque los zapatos deberán estar siempre limpios e hidratados para evitar que se seque la piel, y se resquebrajan, el abuso de betún terminará produciendo una serie de capas en tu calzado, que además de modificar su color original, impedirá respirar a la piel.
