Los tampones se han convertido en un producto muy cotidiano dentro de lo que es la higiene de las mujeres. Si bien no son tan populares como las toallas femeninas, hay un gran número de chicas que continúan prefiriéndolos para afrontar ese momento difícil del mes. Sin embargo, aun cuando te acostumbras a usarlos hay ciertas cosas que se te pueden olvidar o en las que puedes equivocarte. Checa a continuación los siete errores más comunes al emplear tampones y porque tienes que evitarlos.
- ¿Tienes las manos limpias? Antes de ponerte un tampón es esencial que te laves las manos, ya que en ellas suelen acumularse muchas bacterias que no querrás que se traspasen a tus partes íntimas.
- No te confíes de los que cuentan con alta absorción. Solo debes usarlos en caso de que tu flujo sea demasiado abundante. En caso contrario, te pones en riesgo de padecer infecciones, ya que estás usando algo que está en contacto directo con tu área más íntima.
- Recuerda cambiarlo después de ir al baño. El hilo que se usa para remover el tampón puede acumular más bacterias de las que te imaginas, por lo que es indispensable que te cambies cuando has usado el inodoro.
- No lo desplazas apropiadamente. Si te sientes incómoda con un tampón quiere decir que no lo has deslizado lo suficiente, ya que se supone que no lo debes sentir.
- Lo cambias solamente una vez al día. Aun si tienes un flujo escaso, jamás deberías permitir que pasen más de ocho horas con el mismo tampón. Esto propicia la acumulación de bacterias.
- Recuerda que también debes cambiarlo después de haber nadado. El cloro de las albercas se absorbe fácilmente por el hilo de los tampones y puede irritarte la piel.
- Jamás compres los que tienen aroma. Podría desencadenar una irritación o reacción alérgica.